A 74 años del nacimiento de George Harrison un recorrido por su historia.

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“Todo debe pasar”, así que pasemos al correspondiente homenaje

Una reseña sobre la vida del músico al cumplirse un nuevo aniversario de nacimiento.  – Manuel Díaz – Fuente:

Hace algunos días pero hace setenta y cuatro años nacía en la ciudad de Liverpool un músico cuyo nombre, a mi parecer (y también probablemente el de muchos otros), ha quedado opacado por los nombres de sus compañeros y terminó siendo conocido como “el beatle silencioso”, el guitarrista, el eterno relegado al segundo plano. Hoy, y por este medio, pienso disuadirlos de seguir esa línea de pensamiento. En el día de su cumpleaños vamos a recordar su nombre y no sólo eso, sino que, además, vamos a romper el silencio que se formó alrededor de este Beatle.

Cuando escuchamos la palabra beatle instintivamente viene a nuestra cabeza la imagen de los cuatro muchachos de traje, su característico peinado, el rock and roll de los ‘60 y las reacciones del público enloquecido. Los nombres de John Lennon y Paul McCartney, nos son altamente familiares y reconocibles en cualquier lado, tanto por su capacidad como músicos así como por sus posicionamientos políticos, y Ringo Starr es otro nombre con el cual hay cierta familiaridad (tal vez sea debido a su característico apodo) ya que es considerado por muchos músicos como uno de los mejores bateristas de la historia.

Tenemos entonces a la dupla creativa, tenemos al carisma pero entonces, si nos abstenemos de contar a Brian Epstein como uno de los Beatles (cosa que será difícil de hacer para los más acérrimos seguidores de la banda, pero aun así démonos el espacio para intentarlo); nos faltaría un nombre para completar el cuarteto. Ese nombre es George Harold Harrison. Un nombre de peso.

Muchos pensaran que en los Beatles, Harrison no cumplía un papel fundamental, y que una vez terminada la carrera de la banda más exitosa de la historia su trayectoria como solista no tiene mucho que destacar, incluso otros opinarán que a diferencia de sus compañeros Lennon y McCartney no ha demostrado la sensibilidad social o el interés cultural (que se corresponden con el primero y el segundo respectivamente, no es que importe mucho de todos modos los dos son grandes por donde se los vea) que se esperaba de uno de los integrantes de la banda que todos conocemos por generar masividad a donde sea que vayan, influir en las revoluciones sociales de la década de los ‘60 y, lo más importante, producir buena música. Pero ahí es donde muchos se equivocan. Sí superó las expectativas. Sí fue capaz de estar al mismo nivel. Sí pudo manejar la situación. Sí estuvo a la altura de las circunstancias, las miró directamente a los ojos y sin pestañear les dijo: se equivocan, yo soy George Harrison. El homenajeado de hoy sí hizo eso y mucho más.

Si bien podemos asegurar casi sin temor a equivocarnos (y no necesitamos un gran rigor periodístico para hacer esta afirmación) que la genialidad de la dupla Lennon-McCartney fue la que cumplía el papel hegemónico en la producción musical, y también conocemos las peleas que ésto generaba en el dúo, poco sabemos que en realidad fue el George el que múltiples veces hizo de mediador en estas discusiones, manteniendo el grupo unido y permitiéndole a los dos egos seguir trabajando conjuntamente y por esto te vamos a estar por siempre agradecidos (tal vez era su calma o su silencio reconfortante lo que aplacaba a la dupla o quizás fue su sensibilidad para con los otros lo que lograba que superaran sus diferencias, pero lo que realmente importa es que los mantuvo juntos todo el tiempo posible, genio).

Además “el beatle silencioso” ha tenido sus momentos con canciones como Whilemy guitar gentlyweeps del álbum blanco, Something de Abbey Road y la que probablemente nos resulte más conocida Here comes the sun del mismo disco. Fue el mismo Harrison el que introdujo al resto de sus compañeros al movimiento Hare Krishna, etapa que se entiende como una de las de mayor experimentación (en muchos sentidos) que tuvieron como grupo llegando a escribir las canciones de uno de los mejores discos de la historia del rock, el álbum blanco.

Después de la separación de la banda Harrison fue el primero de los cuatro en sacar un disco como solista tras sólo siete meses, en noviembre de 1970: All things must pass. Probablemente el mejor disco que haya sacado. Y no se dejen guiar por mi palabra. Tampoco porque tiene la colaboración de nombres como Eric Clapton, Billy Preston, Ringo Starr, Gary Wright y a Phil Spector en la producción. Menos porque es un álbum certificado con seis discos de platino que fue número uno en la “Billboard 200” y en la “UK Album Charts” al mismo tiempo durante semanas o las geniales críticas que le hicieron en toda la comunidad artística. No. Es una obra que merece ser escuchada para poder apreciar el potencial de Harrison (y no importa cómo se llega a este disco, si es por un vinilo de un amigo o una lista de youtube, vale la pena).

Fue también el primer músico en ofrecer un concierto benéfico haciendo el “Concert for Bangla Desh” en donde las donaciones que se lograrían en esos dos conciertos organizados en el Madison Square Garden (al cual asistieron más de 40.000 afortunados) se utilizarían para combatir el hambre y la pobreza en lo que hoy conocemos como Bangladesh, país que en ese momento estaba devastado por la Guerra de Liberación contra Pakistán. En ese concierto contó con la participación de músicos de talla, que en su mayoría ya habían trabajado con Harrison en su tercer disco de estudio u ocasiones previas (pero para no hacer una enorme lista en la cual tendríamos que detenernos por cada músico simplemente me remitiré a los hechos). Terminó ganando el premio Grammy al álbum del año en 1973. Cabe comentar que la reedición de este disco por su 40° aniversario terminó generando unos 1,2 millones de dólares que irían a la George Harrison Fund para combatir la infancia afectada por la sequía y hambruna afectada en el continente africano.

Y por nombrar otras cosas que hizo además de su carrera como solista, apareció como músico invitado en discos de casi todos los músicos con los que tenía relación (incluyendo a sus ex compañeros John, Paul y Ringo) a lo largo de veinte años; formó parte de una superbanda de gran éxito como lo fueron “The Traveling Wilburys” durante dos años (junto a Jeff Lynne, Roy Orbison, Tom Petty y Bob Dylan, grupazo); perdió un juicio por plagio a la canción My Sweet Lord contra el grupo estadounidense “The Chiffons” quienes argumentaban que era un plagio de He’s So Fine (por lo cual luego se vengaría al componer This song como crítica al juicio y comprar años después los derechos de la otra canción); fundó la productora de películas HandMade Films con el fin de que el grupo cómico Monty Python pudiera filmar La vida de Brian; una mirada crítica al dogmatismo extremo que aparece en la iglesia cristiana (y hasta haría un cameo de unos quince gloriosos segundos en los cuales el beatle callado no dice nada, para variar). Fundó también su propio sello discográfico Dark Horse Records, donde terminaría por conocer a la mujer con la que luego se casaría Olivia Trinidad Arias.

Pero tras sobrevivir un atentado contra su vida en su propia casa y después de luchar muchos años contra el cáncer que terminó por ser diagnosticado terminal en el 2001, un 29 de noviembre de ese año se nos fue de gira.
Muchos dicen que fue en sus términos, que disfrutó sus últimos días desde su cama en el hospital.

Otros dicen que aprovechó este tiempo para dejar las cosas en paz con su hermana Louise con quien había tenido problemas en el pasado así como con sus otros dos hermanos Paul y Ringo. Algunos dicen que el día de su muerte no se encontraba en el hospital sino en la casa de McCartney ya que no quería que el lugar de su muerte se convierta en materia de mitómanos. Y unos pocos dicen que sus restos fueron esparcidos en el río Ganges, que recorre la India y Bangladesh países que siempre amó con su música.

Yo digo que hoy nos dediquemos un rato, cuando estás yendo al trabajo, cuando estás estudiando bajito de fondo, cuando estés tomando mates con familia o amigos, en ese rato de la tarde en que no sepas qué hacer poné un tema; para escuchar la música detrás del hombre al que le rendimos homenaje para su 74° aniversario. George Harold Harrison. Gracias por todo. Y después de todo lo dicho, sólo queda desearte un feliz cumpleaños George.

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